Los días transcurrieron tan a prisa.
Minhyun había adelantado mucho trabajo en Francia y terminado con el trabajo acordado, había hecho sus maletas para irse a Japón; su manager se había ido a Corea la tarde del día anterior para comenzar a reunir a los invitados y estar a tiempo en el evento. En ese momento, el joven se encontraba abordando el vuelo de las cuatro de la mañana junto a sus padres.
— Está será una hermosa e inolvidable fiesta. Que bueno que tus tíos ya llegaron, y trajeron a tus primos.
— Sí, mamá. Oye, ¿puedo preparar esa receta italiana de postre para mañana en la noche?
— Por supuesto que sí, Sooyoung. Ve a hablarle a tu padre, quiero que vea esto.
— Sí, mamá. También voy a pedir que me traigan todo lo necesario. —Corrió de vuelta a su casa cruzando el gran jardín. — Papá. —Le llamó apenas lo vio bajando las escaleras.
— ¿Qué pasa, Soonie?
— Mamá quiere que vengas a ver cómo quedaron acomodadas las mesas y el escenario.
— ¿Las dimensiones son las que dijo Minhyun?
— Sí, papito. Ven, ven a ver. —Lo llevó del brazo hasta donde se encontraba su madre.
— ¿Qué te parece, cariño?
— Se ve mejor de lo que esperaba. No puedo creer que nuestro pequeño loto se casará el veintiséis y ya mañana faltarán dos días.
— Descuida, papá. Te aseguro que Ren será muy feliz. —Él asintió y abrazó a su esposa e hija por los hombros dándole un beso en el cabello a cada una.
— Eso espero. Vamos, ya es tarde.
— Sí. Por cierto, Soonie quiere preparar su receta de postre italiano para mañana.
— Por supuesto que sí, hija, dale una lista de lo que necesitas a Sakura o Akane para que mañana cuando vayan de compras lo traigan.
— Sí, papito. Voy de una vez. Buenas noches, mamita. —Le dio un beso en la mejilla y corrió dentro de su casa seguida de sus padres.
Desde la ventana de su habitación, el rubio los observó silenciosamente, y una vez que los tres entraron, Ren cerró la cortina.
— "Casi son las 12 de la noche... ¿qué tanto harán a esta hora fuera de la casa?" —Volvió a su cama y se quedó pensativo.
Pasadas ya unas horas, cuando comenzaba a convencerse de que debía dormirse ya, pues acompañaría a su tía por la mañana a comprar algunas cosas, algo llamó su atención: escuchó el sonido de un auto acercándose, no le dió mucha importancia pues cualquier vecino podría recibir visitas. Se acostó en su cama, se cobijó y apagó la luz de la lámpara de buró.
— "24, 25, 26... sólo dos días más." —Sintió su corazón latir fuertemente en su pecho y su respiración se aceleró, se giró de lado para dormir y estuvo por cerrar sus ojos cuando las luces que iluminaron su ventana llamaron su atención; el sonido del auto se hizo más fuerte y más cercano y las luces irradiaron más intensamente a través del cristal de su ventanal. — "¿Qué es eso?" —Se levantó de su cama y se acercó lentamente hasta las cortinas y las movió un poco. — "¿Es aquí?" —Se asomó y su reacción no se hizo esperar al ver quién bajaba de ese auto.
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El anillo de mi dedo anular
Romance" - Te casarías conmigo? -El silencio inundó la habitación, en partes sabía que debía decir que no... que debía rechazarlo porque ese anillo... esa pregunta debía ser para su hermana, no para él. Aunque... para ser sinceros... no le sorprendió...