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+Salzburgo, Austria+

El avión había aterrizado de madrugada e inmediatamente Minhyun y Ren se habían ido al hotel para descansar, pues a pesar de todo estaban exhaustos, así que no dudaron en meterse a la cama y se quedaron dormidos apenas unos segundos después.



El rubio fue el primero en despertar tras pasar unas horas. Miró a su lado y vio el cuerpo de su esposo aún descansando, sus ojos cerrados y su fleco cayendo en estos ligeramente le produjeron una sensación de ternura, se acercó un poco al rostro del menor y dejó un dulce beso en su mejilla, se levantó y lo arropó antes de buscar en su maleta algo de ropa y meterse al baño dispuesto a tomar una ducha rápida.

Salió después de unos minutos. El sonido del viento golpeando la ventana no parecía ser suficiente para despertar al menor, por lo que el rubio también prefirió no hacer demasiado ruido cuando se acercó frotando la toalla blanca en su cabello y se sentó a un lado del joven moreno. Le peinó el fleco enternecido aún más cuando lo vio moverse un poco para acomodar sus manos debajo de su rostro.

— Descansa, mi vida. —Susurró antes de darle otro beso y ponerse de pie. Tomó su chaqueta y se asomó a la ventana, el cielo estaba oscuro a pesar de ser casi las ocho y por la forma en que se movían las copas de los árboles frente al edificio podía adivinar qué hacía mucho más viento del que pensó. Buscó de nuevo en su maleta y tomó su impermeable, dio un último vistazo al menor antes de tomar las llaves y salir.

El clima era frío, muy frío, las calles y los tejados estaban cubiertos de una fina capa de nieve y el viento soplaba con rudeza, además las nubes grises que cubrían el cielo decían casi a gritos "no es un buen día para salir" y la poca gente que había en las calles parecían ser las únicas en reclamarlo.

(Inglés)
— Buenos días. —Saludó el rubio al guardia y portero del hotel.

— Buen día, ¿puedo ayudarle?

— Sí, necesito ir a un supermercado...

— No diga más. —Hizo una seña y un taxi se detuvo frente a ellos. — Suba. —Le abrió la puerta y Minhyun agradeció antes de subir.
(Alemán)
— Llévalo a Kapitelplatzes Markt.

— Sí, señor.

— Gracias. —Dijo una vez más el rubio antes de que el vehículo se pusiera en marcha.



El sonido de la voz de su marido reclamando algo, seguramente en coreano, fue lo que finalmente lo despertó. Se sentó apoyándose en sus brazos y frotó uno de sus ojos. Un aroma a comida fue lo primero que su nariz percibió.

Se levantó de la cama y se puso su suéter antes de salir de la habitación y seguir la voz del mayor hasta llegar a la cocina, se detuvo bajo el marco de la puerta observando al rubio mezclar algo en una sartén mientras mantenía su cabeza apoyada en su hombro para sostener su teléfono cerca de su oreja.

(Coreano)
~ Bien, pero no te prometo nada.
~ Te veo después. —Se despidió con eso y guardó su teléfono en el bolsillo del delantal que traía puesto.

Ren se quedó ahí unos segundos antes de que su garganta le ardiera y lo hiciera toser, lo que claramente atrajo la mirada del mayor.

(Japonés)
— Rennie, ¿te sientes mal? —Apagó la estufa y se acercó al menor.

— No, no, estoy bien. ¿Hablabas con tu manager? ¿Hyung Kim?

— No, con mi padre. —Tentó su frente con suavidad. — No tienes fiebre.

El anillo de mi dedo anularDonde viven las historias. Descúbrelo ahora