LXXXII

166 15 8
                                    

La tenue luz que emitían las velas (lo único que iluminaba la habitación) no evitaba que los ojos de ambos se vieran con claridad; sus corazones latían al mismo ritmo, sus sentimientos estaban casi a flor de piel y sus rostros acortaban la distancia uno del otro.

La tenue luz que emitían las velas (lo único que iluminaba la habitación) no evitaba que los ojos de ambos se vieran con claridad; sus corazones latían al mismo ritmo, sus sentimientos estaban casi a flor de piel y sus rostros acortaban la distanc...

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

— Tengo mucho maquillaje en la cara. —Desvío su rostro y se puso de pie. — Voy a lavarme. —Casi corrió al baño cerrando la puerta detrás para sentir su corazón acelerándose de nuevo.

— "¿Por qué siempre me haces eso?" —Se recostó en el sofá pensando en lo que le había dicho Ren

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

— "¿Por qué siempre me haces eso?" —Se recostó en el sofá pensando en lo que le había dicho Ren. — "¿Está feliz de que no le haya dado el anillo a Raina porque eso le habría dolido? ¿Es lo que quiso decir?"

Ren salió del baño con la cara lavada unos minutos después y miró a Minhyun aún recostado en el sofá.

— Creí que ya te habías acostado.

— Ya lo hice.

— Quiero decir en la cama. Ya es tarde. Ven, vamos a acostarnos. —Comenzó a quitarse los pasadores y demás adornos de la cabeza y ponerlos sobre la pequeña mesa frente a Minhyun. — Ahh, no sé de qué va a servir todo esto. —Movió la mesilla donde estaban la botella de vino y dos copas. — ¿De qué lado duermes?

— ¿Eh? —Minhyun se levantó del sofá.

— ¿De qué lado de la cama acostumbras dormir?

— Del derecho.

— Entonces yo voy del lado izquierdo. —Comenzó a caminar mientras se pasaba los dedos por el cabello. — Una vez mamá me dijo que cuando uno se casa no puede cambiarse de ropa hasta el día siguiente, así que espero que no me veas raro.

— ¿Vas a dormir con el traje?

— Sí, pero si tú quieres ponerte pijama está...

— No, está bien. Si así lo crees entonces hagámoslo así. —Ren sonrió. Parecería tonto para muchos, incluso sus hermanos se habían reído diciéndole que no era así, pero Ren se había mantenido firme en hacerlo, pues lo había dicho su madre y ella no se había retractado. — Rennie, ¿te sientes extraño?

El anillo de mi dedo anularWhere stories live. Discover now