LXI

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— Bienvenidos, duques Hwang. La corte los espera en el gran salón. —Recibió una empleada en cuanto la familia Hwang puso un pie dentro del lugar.

— Gracias. —Respondió la señora Hwang entregando su abrigo al mayordomo.
— No te quedes atrás, Minhyun, ya estamos retardados.

— Sí, madre.
Buenas tardes. —Saludó a los empleados que los recibieron.

— Por favor, síganme. —La mujer comenzó a caminar seguida de los Hwang. Llegaron frente a una gran puerta de color dorado, los dos guardias a los lados de ésta golpearon contra el suelo sus astas y la puerta se abrió desde el interior.

— Los duques Hwang y su hijo. —Se anunció desde el interior de la pieza y los cortesanos se pusieron de pie e inclinaron la cabeza conforme la familia pasaba.

— Bienvenidos. —Saludó el príncipe, esposo de la reina, una vez que los tres llegaron hasta sus lugares.

— Muchas gracias, su majestad. —Tomaron asiento y la reina alzó la vista.

— Dejémonos de rodeos. Todos aquí presentes están enterados de la delicadeza en la salud de nuestra única hija. No le queda demasiado tiempo, y por lo tanto ella no podrá asumir su responsabilidad con la corona.
En tales situaciones se deben tomar cartas, y la carta que se dictó desde tiempos ancestrales para estas situaciones dice: —Recibió un rollo de papel de un empleado a su lado. — En el caso de que la corona, por las razones que se presenten, no pueda ser portada por el heredero legítimo de sus majestades, deberá ser pasada al siguiente en el orden de precedencia. Este, de forma preferencial, deberá contraer nupcias previamente; asegurará y jurará junto a su cónyuge para ser coronados como príncipe y princesa de Inglaterra, y así pues, cuando el trono quede vacío, la corona será puesta sobre la cabeza del príncipe, e Inglaterra nunca se verá falto de gobernante. —Cerró el rollo y lo devolvió al empleado quien lo guardó en una pequeña caja bien decorada.
— Y así es como hemos llegado a este día. El día de hoy, confirmamos al 100% que nuestra hija, no portará la corona cuando nosotros la dejemos. Los siguientes en el orden son los duques Hwang, y por las razones ya conocidas, Hwang Minhyun será coronado príncipe de Inglaterra junto a su prometido, de quien vamos a escuchar ahora. Dinos, Minhyun, ¿cómo es ese tal Choi Minki?

— Minki es un chico reservado, elegante, muy prudente y agradable.

— Tus padres nos han dicho eso, y que es un joven que aún no termina sus estudios, pero ¿qué hay de su posible seriedad y responsabilidad con esto?

— Minki es muy responsable.

— Sus majestades, el jovencito es el menor de su casa, pero es tan elegante, serio, responsable y respetuoso que todos lo confunden con ser el mayor de sus tres hermanos. —Rió el duque y su hijo lo miró.

— Para ser confundido con el mayor quiere decir que realmente tiene un carácter firme.

— Es un muchacho muy elegante, de verdad, incluso su forma de vestir lo es, tanto así que incluso nosotros lo confundimos creyendo que era el mayor.

— ¿Es eso cierto, Minhyun?

— Sí, majestad. —Volvió a hablar Minhyun. — Mis padres pudieron haberse confundido, yo no. Minki no es una persona tan rígida como lo imaginan, es serio y responsable, sí, a veces hasta lo llaman frío, pero él tiene un hermoso corazón, y es una persona que de verdad sabe poner la cara en alto en lugar de correr a esconderse detrás de alguien.

— Dinos, Minhyun, tú, cómo futuro rey, ¿estás seguro de que hiciste una buena decisión?

— Sí, sus majestades.

El anillo de mi dedo anularDonde viven las historias. Descúbrelo ahora