— Ya llegamos. —Anunció y el rubio de inmediato miró por la ventana.
— ¿De verdad?
— Sí.
— ¿Es aquí?
— Sí.
— Se ve un poco solo.
—Es porqué ya es tarde. —Aparcó el auto fuera de una pequeña casa de alojo y miró al rubio. — ¿Cenaste?
— Sí. ¿Tú?
— También. —Se quitó el cinturón de seguridad y abrió la puerta del auto. — Ven, vamos. —Se bajó y Minki lo imitó mirando la casa con asombro y emoción. — Es bonita, ¿verdad?
— Sí. Se ve bastante acogedora.
— Entremos. Hace frío aquí. —Caminaron dentro y fueron recibidos por una mujer mayor.
— Buenas noches. Llegan a tiempo, estaba por cerrar la puerta principal.
— Lamentamos la hora.
— No sé preocupen. Yo soy Hashimoto Reiko, dueña de la casa de alojo junto a mi esposo, Jiro.
— Mucho gusto, señora Hashimoto. Nos preguntábamos si hay alguna habitación libre, nos gustaría rentarla por dos noches.
— Por supuesto. Hay muchas habitaciones disponibles en estas temporadas. Por aquí. —Los guió a lo que parecía ser la recepción y después de llenar el registro los guió por la casa. — El desayuno se incluye con su estadía, la puerta principal está abierta de las 6 de la mañana a la medianoche, si llegan después tendrán que usar la campana para anunciarse y que se les abra la puerta. —Abrió una puerta corrediza. — Hay dos espacios aquí, y el baño está al fondo de la habitación. Si necesitan algo más pueden tomarlo. El comedor está a un lado de la estancia.
— Muchas gracias, señora Hashimoto.
— En el armario hay algunas mantas, pueden tomar las que quieran si les hacen falta. El otoño es muy frío por aquí.
— Parece que las lluvias no tienen consideración por nadie. —Comentó Minhyun con una sonrisa en sus labios.
— Hablas con razón, muchacho, pero no se preocupen que aquí pueden resguardarse bien. —Respondió ella, también sonriendo. — Cuando salgan lleven un buen abrigo y un paraguas, pueden tomar uno de los que están al lado de la puerta. Son de cortesía para los huéspedes.
— Gracias, señora Hashimoto. —Respondió el moreno una vez más mientras se quitaba el grueso abrigo.
Por su parte, Minki caminaba por la habitación hasta detenerse frente a la ventana observando las gotas de lluvia comenzar a caer.
— Descansen. —Se dio la vuelta y antes de irse volvió a mirarlos. — Disculpen si soy entrometida. —Ambos la miraron. — ¿Están de luna de miel? Porqué tenemos un paquete especial.
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El anillo de mi dedo anular
Romance" - Te casarías conmigo? -El silencio inundó la habitación, en partes sabía que debía decir que no... que debía rechazarlo porque ese anillo... esa pregunta debía ser para su hermana, no para él. Aunque... para ser sinceros... no le sorprendió...