LIII

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Los días pasaban y pasaban.

Minhyun estaba ocupado con las filmaciones y sus eventos con fans, logrando robar de diez a veinte minutos para hablar con su prometido y ponerse al tanto de lo que le pasaba al menor.

Los dos años de su compromiso se habían cumplido y faltaban sólo dos meses para que llegase el día. Los preparativos estaban casi listos, los padres del menor habían establecido, meticulosamente, el orden de los detalles faltantes. Por su parte, el más joven de los Choi había estado tratando de mantenerse calmado y no permitir que notaran sus "extrañas" reacciones cada vez que se comunicaba, preparaba, enviaba o recibía algo de su prometido; los latidos de su corazón lograrían captar toda la atención si permitía que los escucharan… o eso creía él; además había estado realmente ocupado con la escuela, lo cual le ayudaba a distraer su mente de esos sentimientos y centrar su atención en sus estudios, los eventos consiguientes y su gratitud hacia el hecho de que Minhyun hubiese intervenido por él, pues, después del cambio de llaves de los casilleros, las notas y regalos habían reducido considerablemente.

Ese día parecía que sería uno muy bueno. Parecía que nada podía salir mal.

— ¡Minki! ¡Ya es hora de ir a la escuela!

— Lo sé, mamá. —Respondió detrás de ella.

— Hijo, ¿a qué hora bajas que nunca te veo?

— Estaba aquí hablando con mis tías desde el desayuno.

— Aah, bueno. Anda, es hora de ir a la escuela.

— Sí, mamá. —Le dio un beso en la mejilla y miró a las dos mujeres sentadas en el sofá de la sala. — Nos vemos más tarde, tías.

— Ten un buen día, Minki. —Salió de su casa, subió al auto e hizo el acostumbrado recorrido hasta la escuela. Se despidió de Koichi y entró cruzando la explanada hasta su casillero.

— Después sólo habrá que ver si… —Se decía, casi susurrando, mientras metía la llave en la cerradura.

— Buenos días, Minki-kun.

— Hola, Ritsu-chan. —Saludó sin mirarla.

— Compré mi disfraz ayer, vas a venir a la fiesta, ¿verdad?

— No.

— ¿Por qué no? Será nuestra última fiesta de Halloween en la preparatoria. Vamos, ven.

— Lo siento, Ritsu-chan, estaré ocupado.

— Sí, siempre dices eso. —La chica hizo un puchero en sus labios y se cruzó de brazos. — Deberías divertirte más.

— Lo hago. Simplemente no me llama la atención esa fiesta.

— Pero es hoy. ¿Cuándo has escuchado de una fiesta escolar en martes? Será divertido y participar en ese concurso por tan buenos premios, ¿no te parece que sería genial?

— Ya veremos, Ritsu-chan. —Cerró su casillero y se apoyó con la mano izquierda en este para cambiarse los zapatos.

— Minki-kun —Llamó un poco dudosa—, he notado que traes ese mismo anillo desde el noveno grado. —El rubio miró su mano y rápidamente la escondió tras su espalda. — Claro que no lo he visto todos los días, porqué —Rió bajito—… no es como si te viera las manos todos los días, pero me da mucha curiosidad, es un anillo muy bonito.

— Gracias.

— ¿Puedo preguntarte algo?

— Seguro.

— Ese anillo, ¿te lo regaló un familiar, un amigo o tal vez… algún pretendiente?

— ¿Uh? No. No te preocupes por el anillo, vámonos a clase.

El anillo de mi dedo anularWhere stories live. Discover now