LXII

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— Estoy tan confundido... me siento... de esta manera, y no sé por qué, Raina dice que está bien, pero no es así, ¿cierto? ¿Por qué de pronto me siento tan incitado a pensar en él? ¿Por qué sonrío y mi corazón se acelera cuando aparece su rostro en mi mente? Me hace feliz y a la vez me siento tan culpable, no debería ser así... no sé en quién confiar, sólo puedo esperar a saber si estoy bien o estoy mal...

 no sé en quién confiar, sólo puedo esperar a saber si estoy bien o estoy mal

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— pero tú trabajas de una manera tan misteriosa, a veces no entiendo. —Su mirada se postró en el techo del templo, buscando de nuevo una respuesta. — Si lo pusiste a él en mi camino, es porque debía conocerlo, pero ¿de esta manera? ¿Hay algo que debería pasar? Me ha hecho sentir mejor, sí, pero a la vez peor, ¿por qué debo sentir esto por él? ¿Por qué de repente ya no puedo solamente asumirlo como un compromiso? ¿Es algo pasajero? Tengo tantas preguntas... y me siento ahora tan distante de todos que... no sé qué hacer, más que venir aquí, que me reconforta, me haces sentir bien, que puedo hallar mi respuesta y que tú estás de acuerdo, pero ¿y si yo estoy malinterpretando todo? Aquí puedo cavar incluso en lo más profundo de mí, y… justo ahora… sé lo que siento. Tu casa me ayuda a entender, pero aún no sé si estoy haciéndolo bien. Por favor, dame una señal, una que me diga si estoy bien o mal, ¿qué debo hacer? No sé a quién más acudir. —Sintió su lágrima correr por su mejilla y se apresuró a limpiarla.

— Joven Minki, perdone que lo interrumpa en su oración, pero ya debemos volver a su casa, sus padres dijeron que debíamos estar de vuelta antes de la cena.

— Sí. Ya voy. —Respondió el rubio antes de persignarse y ponerse de pie. — "Ayúdame. Por favor, dime si estoy sintiendo lo correcto o no." —Salió del templo y subió al auto donde su chofer ya lo esperaba. El camino de vuelta a su hogar fue totalmente silencioso, mantuvo su mirada en la ventana durante los 30 minutos. El cielo nublado de invierno fue lo único que vieron sus ojos hasta que llegaron a la gran residencia.
— Gracias por acompañarme, Koichi.

— Es mi deber, joven Minki. —Ren asintió y siguió la escalinata hasta entrar a su casa.

— Creo que podemos adornar el paso con flores en lugar de las luces, se vería mejor ya que la ceremonia será en la tarde.

— Creo que podemos adornar el paso con flores en lugar de las luces, se vería mejor ya que la ceremonia será en la tarde

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El anillo de mi dedo anularWhere stories live. Discover now