CLII

128 16 4
                                    

Los días habían pasado sin más sorpresas, incluso Minhyun y Ren no habían discutido en ese tiempo.

La mañana se presentó fresca, con un viento propio de la temporada, la lluvia había cesado, mas las nubes no dejaron de bloquear al sol. Ren fue el primero en despertar y apenas lo hizo notó dónde estaba acostado: en el hombro de su marido. Sí, Ren estaba girado hacia el lado derecho y Minhyun estaba boca arriba con su brazo izquierdo bajo la cabeza del rubio, rodeándolo de forma protectora y su mano derecha estaba sobre su pecho sosteniendo la izquierda de su esposo. Ren observó el rostro del castaño, quien aún dormía tranquilo, tenía una leve sonrisa en los labios y su flequillo despeinado cayéndole sobre la frente.

— "Despertar todos los días, así, contigo... en tus brazos… es lo más lindo que he vivido." —Soltó su mano y la acercó al rostro de su marido con la intención de acariciarlo, pero se detuvo al verlo moverse; retiró su mano y su vista.

Minhyun abrió sus ojos lentamente y pasó su mano por su cabello para peinarlo, después volteó a ver al menor, encontrándolo con los ojos cerrados aún sobre su hombro. Ren trató de parecer lo más dormido posible y lo hizo bien, pues Minhyun hizo lo mismo que había hecho esos días al despertar y ver a su esposo aún durmiendo: sonrió, le acarició el rostro, peinó sus cabellos rubios, lo acomodó sobre su pecho y depositó un suave beso en su cabeza. Ren sentía su corazón acelerarse cada vez más sintiendo los brazos del mayor rodeándolo, refugiándolo del frío y transmitiéndole tanto cariño.

Se quedó así por un buen rato, después lo recostó con cuidado sobre la almohada, lo arropó y le dio otro beso, esta vez en la mejilla para después susurrarle:

— Descansa, mi vida. —Se levantó de la cama y salió de la habitación.

Apenas escuchó el sonido de la puerta cerrándose, Ren abrió sus ojos.

— "Ay, ay, ay... —Se llevó una mano al pecho. — mi corazón está tan acelerado." —Se quedó ahí un rato más, mirando el techo y sonriendo como nunca antes.

Al pasar al menos 30 minutos, por fin, se levantó de la cama y salió de la habitación en busca de su marido.

— Minhyun. —Le llamó un par de veces avanzando por la casa hasta escuchar ruidos provenir de una de las habitaciones. Se acercó y tocó un par de veces. — ¿Minhyun? —Se asomó y lo que vio fue al castaño practicando su esgrima; dando marometas y balanceándose elegantemente con la espada, usaba un traje deportivo ya que sólo estaba él, pero para Ren seguía siendo el mejor look que tuviera.

Minhyun estaba ajeno a la mirada del menor, al menos hasta que volteó y sus ojos se encontraron con las negras canicas de su esposo.

— Rennie, buenos días. ¿Hace cuanto que despertaste?

 ¿Hace cuanto que despertaste?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

— Emm... hace un rato... ¿puedo pasar?

— Por supuesto. —Ren entró a la pieza y se acercó al mayor.

El anillo de mi dedo anularDonde viven las historias. Descúbrelo ahora