El anillo de mi dedo anular

CLXXXVII

— Ren. —Fue la voz de su hermano lo que logró escuchar, detuvo su paso como un impulso, pero no podía siquiera buscar con la vista al mayor, se sentía adormecido y su cuerpo apenas le respondía. — ¿Te sientes mal?

— Ch-Cheonsa... —Pronunció en un susurro casi forzado.

— ¿Ren?

— Yo... —Fue todo lo que dijo antes de que sus rodillas se doblaran y su hermano lo sostuvo soltando la copa en su mano.

— ¿Ren? Ren, ¿qué tienes? Me estás asustando.

— Na-nada... —Parpadeó un par de veces, pero los mareos no disminuían. — qu-quiero recos-tarme un rato...

— ¿Qué? Rennie, habla claro, no te entiendo. ¡Mamá, papá! —Llamó mientras abanicaba a su hermanito con una mano y lo sujetaba con la otra, pero el sonido de la música y la distancia entre ellos y los adultos impedía que lo escucharan. — No te preocupes, te llevaré con papá, él sabrá qué hacer. —Se puso de pie alzando al menor en sus brazos y comenzó a caminar.

— Min-hyun... —Pronunció entre su lenta y cortada respiración, estiró su mano por detrás de su hermano haciéndolo voltear. Ahí estaba, Minhyun, que recién volvía y se encontró hablando con algunos nobles mientras avanzaba con su acostumbrada elegancia.

— ¿Qué quieres? ¿Quieres ir con él?

— Min-hy-un. Ahh. —Apretó sus ojos y Jeonghan sin saber qué más hacer comenzó a soplar en el rostro del menor.

— Ren, no me asustes. Rennie, Rennie. ¿Qué te pasa? ¿Qué tienes? Vamos con mamá y papá.

— Min-Minhyun. —A pesar de su suave y casi inaudible voz, pareció ser un llamado de auxilio como las señales que usan en las caricaturas para los súper héroes, porque justo en ese momento Minhyun volteó despidiéndose de los nobles y de inmediato ubicó al menor.

— Rennie. —Corrió donde su esposo y su cuñado. — Rennie, ¿qué tienes? ¿Qué tiene, Jeonghan?

— Y yo qué voy a saber, iba a ir a cuestionarte después de llevarlo con mis papás. —Minhyun le dirigió una simple mirada antes de tomar a su esposo con cariño y cuidado retirándolo de los brazos de Jeonghan.

— Rennie, mi vida, ¿qué tienes? ¿Te duele algo? —Tocó la frente del menor. — Tienes fiebre.

— Voy a buscar a mis papás.

— Llevaré a Ren adentro, pide a un empleado que los guíe a la habitación.

— Sí, señor. —Respondió sarcástico su cuñado y Minhyun rodó los ojos antes de comenzar a caminar con su esposo en brazos. No había nadie más dentro del palacio. Los sirvientes estaban afuera atendiendo a los invitados, pero por suerte dos estaban a los lados de la puerta principal y una de ellas había subido rápidamente con la pareja mientras el otro esperaba a la familia Choi y a los Hwang que en cualquier momento iban a querer correr a ver al menor. Y así fue. La puerta de la habitación se abrió rápidamente, Minhyun entró con su esposo en brazos, ambas familias siguiéndolo y también entraron ambos sirvientes.