CXLVIII

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Ren corrió bajo la fuerte lluvia en busca de un lugar dónde refugiarse, pero no parecía haber tantas opciones como imaginó. En su mayoría: los restaurantes y/o cafeterías estaban cerrados, las pocas casas, bueno, en realidad no pensaba ir a ninguna, a esas alturas lo único que parecía favorecerlo un poco era una tienda de autoservicio a unos metros de dónde estaba. Las probabilidades de que estuviera llena eran grandes considerando que no había gente en la calle, pero el violento sonido del mar, la fuerte tormenta y el frío viento lo hicieron decirse:

— Peor es nada. —Dio un paso y resbaló ligeramente por el lodoso suelo, se sostuvo de sus manos antes de caer y se levantó de nuevo. — Peor es nada. —Se repitió. Buscó en su pans, pero este no tenía bolsas así que no llevaba dinero, tronó su lengua y continuó corriendo hasta que él se paró justo enfrente bloqueándole el paso...


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Minhyun salió corriendo y miró a los lados buscando a su esposo; alcanzó a verlo varios metros lejos corriendo por la calle, así que Minhyun también se echó a correr.

— "No. No va a quedar así. No esta vez." —Se repitió. La fuerte lluvia no evitó que siguiera hasta alcanzar al rubio, lo pasó y se detuvo frente a él evitando que siguiera avanzando. La sorpresa en el rostro de Ren no se ocultó, sus ojos miraron fijamente a su exhausto marido quien trataba de recuperar el aliento. — Rennie... —Comenzó respirando agitado por la falta de aire.

Cuando los ojos del menor se encontraron con la mirada del mayor se encontró con esos ojos color café que destilaban un brillo tan extrañamente atractivo para el rubio, era un brillo que le dedicaba amor, pero al mismo tiempo parecía una abrazadora llama de fuego que podría consumirlo en cualquier momento. Minhyun no estaba feliz, pero evidentemente su enojo no iba hacia su esposo.

— No... no quiero discutir, Minhyun. — Apenas pudo articular esas palabras. Ren se sentía helado viendo y analizando ese brillo notando también la línea recta que eran los labios de su marido.

— Debes saber ya que yo te amo. —Sin más, lo tomó del brazo y lo atrajo hacia sí mismo rodeándolo con sus largos brazos. — Y no importa cuán enojados podamos estar, yo sigo amándote. —Ren se separó un poco y lo miró en silencio, Minhyun lo atrajo más cerca, ya sin poder aguantarlo más unió sus labios a los del menor. Ren se resistió solamente unos segundos al principio, pero mentiría si dijera que no es lo que esperaba; se dejó llevar y ahí, bajo la lluvia, en las calles vacías y sin importarles si había alguien alrededor cerraron sus ojos y todo lo que no tuviera que ver con ese beso desapareció de sus mentes.

 Ren se resistió solamente unos segundos al principio, pero mentiría si dijera que no es lo que esperaba; se dejó llevar y ahí, bajo la lluvia, en las calles vacías y sin importarles si había alguien alrededor cerraron sus ojos y todo lo que no tu...

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Después de tres meses sin ese contacto, no se detuvieron aún cuando habían pasado minutos.

Tomaron apenas unos segundos para tomar aire y volvieron a besarse. Minhyun sostuvo la cintura de su esposo y dobló un poco las rodillas para alzarlo, Ren enredó sus piernas sobre la cadera del mayor y continuaron besándose en el camino de vuelta a casa.

El anillo de mi dedo anularDonde viven las historias. Descúbrelo ahora