CXXIII

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Los días habían comenzado a pasar. Ren se portaba de manera fría y distante con Minhyun a excepción de cuando alguien estaba cerca, lo que lograba desconcertar bastante al mayor.

Habían pasado siete días desde la última vez que Ren había ido a ver a la princesa y nueve días desde la última insinuación que hizo a su marido. Ahora sólo se sentía ridículo por ello. Creía que había estado perdiendo tiempo, y que la razón por la que su marido no se rendía a sus encantos era porque no le parecía tan encantador después de todo, y probablemente era su matrimonio a lo que se refería cuando dijo que le producía asco y odio.

— "Eso significa que cuando me toca y me besa, bebe estar pensando en ella."

Era lo que cruzaba por su mente cada vez que el mayor trataba de serle afectuoso, por lo que volvía a evadirlo, tanto que, en el tiempo transcurrido, ya ni siquiera le importaba si le daba las buenas noches o no, simplemente se metía a la cama y dormía, de hecho, era lo que había estado haciendo en esos siete días, se levantaba, desayunaba sin mirar a su marido, volvía a subir a la habitación y repasaba lo aprendido, después dormía, bajaba a comer, volvía a la habitación y se quedaba leyendo los libros que le recomendaran o prestaran los miembros de la corte o sus majestades, después a la hora del té se centraba en hablar con ellos o con los duques Hwang siendo realmente discreto al ignorar por completo a su marido, escuchando sus comentarios y dirigiéndole una sonrisa de vez en cuando para encubrir su farsa, volvía a la habitación y se tiraba en la cama hasta que fuera la hora de la cena, donde aparecía siempre elegante y bien arreglado y compartían esa hora con total tranquilidad, después de dar las buenas noches volvía a la habitación, finalmente se ponía su pijama y se metía a la cama girándose por completo al lado izquierdo para darle la espalda a su marido ignorándolo hasta que se quedase dormido.

Cuando sus suegros fueron a verlo él dijo con voz ronca:

— No me siento bien, lamento mi constante ausencia en estos días.

— Descuida, —Habían respondido ellos. — si no te sientes bien lo mejor es que descanses, le avisaremos a la reina que te sientes mal y mandaremos traer a un médico.

— No. No hace falta, sólo es un dolor de cabeza. —Había dicho él.

— Bien, pero al menos descansa.

— Gracias, señora Hwang. |


Después de eso Minhyun había entrado para preguntarle cómo se sentía, pero con el gran temor de gritarle a la cara todo simplemente había dicho:

— Estoy bien. |

En el mismo tono en el que le había estado hablando en los últimos días, en los cuales tampoco le había importado despertar después de que Minhyun se hubiera levantado.

Cada mañana Ren disfrutaba al despertar y ver que no hubiera sirvientes ya dentro de la habitación, principalmente cuando despertaba por su cuenta, pero ese día lo que lo despertó fue la voz de su marido, que decía:

(Inglés)
— No te hará ningún bien pasártela en la cama...


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El anillo de mi dedo anularWhere stories live. Discover now