XI

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Los días comenzaron a pasar entre trabajos, escuela, proyectos, preparativos, preguntas, libros, agendas y conversaciones por teléfono.

— Minki. —Le llamó la señora Hwang y él la miró. — ¿Puedes venir a caminar conmigo un momento?

— Sí, señora. —Dejó su libro y se acercó a la mujer para comenzar a caminar junto a ella.

— Minki, mi esposo y yo nos vamos hoy en la noche, y me di cuenta de que en todo este tiempo, no hemos preguntado por tus estudios.
Dime, ¿a qué vas a dedicarte?

— Seré diseñador de joyas, al igual que mis padres. Tengo muchas ideas.

— Ya veo. Entonces, ¿vas a trabajar en la empresa a partir de que te gradúes?

— Ese es mi plan.

— ¿Estás al tanto de que Minhyun va a ser el futuro rey de Inglaterra y, por lo tanto, al casarte con él vas a sentarte en el trono a su lado?

— Sí, señora.

— Y ¿estás seguro de que estás preparado para asumir esa responsabilidad? No sólo como un joven que va a casarse, sino como un esposo y un futuro rey. Es un asunto que requiere ser tomado con seriedad desde el primer momento.

— Yo… —Pasó saliva—. sí, señora. Estoy mentalmente preparado.

— Bien. Eres un buen niño. Puede parecer que somos un poco duros, pero, mi niño, —Se giró para verlo y él la imitó— la corona no es un juego. Es pesada y puede cambiar a una persona si no se está preparado para llevarla.

— Yo… no estoy demasiado listo para eso, pero le prometo que me esforzaré y lo estaré para cuando el momento llegue.

— Estoy segura de que sí. Ya has mostrado una gran madurez en esta semana, espero que no nos estés tratando, solamente, de impresionar con esa actitud.

— No, señora. Yo siempre he sido así.

— Bien. Debo irme. —Minki asintió y la mujer le regalo una sonrisa. — Sigue trabajando duro. —Se dispuso a comenzar a caminar y él hizo una venia para despedirla, se levantó cuando ella se fue y sin querer miró al cielo. Suspiró y caminó de vuelta a su casa. Sus padres y hermanos estaban despidiendo al señor Hwang mientras su esposa llegaba a su lado y Minki poco después.

— Nos vemos, señores Hwang. —Ellos asintieron y les sonrieron para después subir al auto y alejarse de la propiedad.

— Bien, vamos a comer unos bocadillos. —Estuvo por cerrar la puerta cuando la motocicleta de un repartidor se detuvo frente a la casa. — Sakura, —La mujer, de casi 25 años, se acercó. — ve a ver qué trae ese repartidor. No recuerdo que hayamos pedido algo.

— Sí, señora. —La chica salió de la casa y la familia Choi se dirigió a la terraza donde se dispusieron a comer bocadillos, como lo hacían todos los días.

— Minki, ¿de qué te hablaba la señora Hwang?

— Me preguntó por mis estudios, le dije que voy a estudiar diseño.

— Y ¿le pareció bien?

— Sí, mamá, ella dice que es una buena elección. Dice también que le agrada mi personalidad.

— A mí me parece que le tomó por sorpresa saber que eres el menor.

— ¡Cierto! —Se burló su hermano dejando su vaso de jugo de arándano.

— Jeonghan. —Le llamó su padre y el chico de inmediato dejó de reír.

— Ya. Fue gracioso. Como si no lo hubiese podido suponer, quiero decir, Rin luce como la mayor, ¿no? Después voy yo, Sooyoung y al final Ren.

El anillo de mi dedo anularजहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें