CLXIII

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Eran cerca de las once de la mañana cuando finalmente, con pesadez, leves movimientos en sus párpados y la sensación de tener la garganta completamente seca Minhyun abrió sus ojos.

En un principio su confundida y ajetreada mente no ubicó dónde estaba, sus ojos captaron las imágenes, pero su cerebro las procesó lentamente, por lo que también tardó un poco en reaccionar y alzar un poco la cabeza, pero cuando finalmente lo hizo cayó en cuenta: estaba en su habitación. Sintió frío en sus hombros y todavía un poco confundido se abrazó a su mismo y se dió cuenta... ¡estaba desnudó!

— "¿Qué? —Fue lo primero que pasó por su cabeza adolorida cuando pudo reaccionar bien

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— "¿Qué? —Fue lo primero que pasó por su cabeza adolorida cuando pudo reaccionar bien. — ¿Qué pasó? ¿Cómo llegue aquí? ¿Qué hora es?" —Se miró comprobando lo que temía: no tenía nada más que las cobijas cubriéndolo. — ¿Qué dem... —Bajó sus piernas y ubicó unos pantalones y una camisa limpios a un lado del buró, los tomó y se los puso con torpeza, misma con la que se levantó y salió de la habitación.

Todo daba vueltas; gracias a la resaca Minhyun apenas podía mantenerse en pie, pero una vez que sus sentidos terminaron de despertar logró escuchar ruidos provenir desde la cocina. Camino por el pasillo con dificultad y apoyándose en la pared, pero todo seguía moviéndose a su alrededor, así que avanzó con lentitud hasta encontrar la puerta de la cocina y entró.

Casi se cayó de espaldas al ver a quien estaba ahí, de pie, frente a la estufa y vistiendo una de sus camisas.
Ella lo miró.

— Buenos días, Minhyun.

— U...Uee... ¿qué haces aquí? ¿Por qué tienes puesta mi camisa? —Ella hizo un mohín antes de responder:

— ¿Quieres que te explique o es una pregunta retórica?

— Espera...
¿Estás diciendo que... tú y yo... —Dejó el resto de la pregunta son aire y se llevó una mano a la frente. — No, no, esto no me puede estar pasando.

— Minhyun...

—¿Por qué! No debí haber bebido... hubiera preferido pasar la noche en vela.

— Minhyun, yo... te traje a casa; estabas bajo el efecto del alcohol...

— ¿Cómo lo permitiste!

— Estabas triste y herido...

— ¡Con mayor razón no debiste permitir que pasara! ¡Si yo estaba ebrio y tú no, debiste hacer de todo para que no sucediera!

— ¡Él te lastimó! Tú necesitabas consuelo...

— ¡Aún así, estoy casado, Uee! ¡No debiste permitirlo! —Ella hizo un nuevo puchero.

— Pues él no te ama y quedó muy en claro, ¿no? -/—Minhyun se frotó la sien. — Te preparé el desayuno. Si no te importa voy a tomar un baño y a vestirme, después iré a trabajar. —Fue todo lo que dijo antes de salir de la cocina. — "No puedo creer que todavía se queje después de todo lo que pasó."

El anillo de mi dedo anularDonde viven las historias. Descúbrelo ahora