LIX

109 12 4
                                    

— ¡Oh! ¡Vamos! Ven.

— No, linda, no puedo.

— Baekho, te he estado insistiendo desde que Ren imprimió las invitaciones.

— Raina, no tengo que estar ahí.

— De hecho, todavía no acabo de entender cómo tus padres permiten que el menor de sus hijos se case a tan temprana edad.

— Ya te lo expliqué. Es porque Ren se pondría de berrinchudo y a encerraría en su habitación, y luego buscaría cualquier excusa para no volver a ver a la familia de su prometido.

— Y a todo esto, ¿con quién va a casarse?

— Eso aún no te lo puedo decir, pero lo sabrás si vienes.

— Es muy lindo que tu hermano se case en unas semanas, pero ¿no te parece que se verá extraño que un completo desconocido aparezca por ahí?

— No...

— Claro que sí, y ahora que recojamos a Ren verás que tengo razón. —Giró el volante del auto de su novio dirigiéndose al instituto donde estudiaba Ren.





===========================

El timbre anunciando el fin de clases sonó. Los estudiantes comenzaron a salir de los salones, y al final salió el rubio con su libro entre las manos. Bajó las escaleras y caminó por el pasillo para dirigirse a su locker y ponerse sus zapatos.

— ¡Hey! Choi. —Volteó para ver quién le llamaba.

— Takumi, hola.

— Hola, ¿cómo has estado?

— Bien. Gracias. —Se puso los zapatos y cerró la puertecita de metal. — Nos vemos.

— Espera. —Ren lo miró e inmediatamente frente a él se colocó un ramo de flores de diferentes colores.

— "¿Pero qué..."

— Choi Minki, tú me gustas mucho desde hace tiempo. Sí, así es, yo soy tu admirador secreto, y yo te envié esas flores.

— T...Ta...Takumi...

— Osamu... por favor, dime Osamu. —Dio dos pasos acercándose al rubio que se alejó dos pasos más. — Eres la persona más hermosa y especial que he conocido.

— Pe-pero apenas hemos cruzado unas palabras de vez en cuando.

— No importa. Todo lo que digas y hagas será lo mejor para mí, siempre será lo más importante, y yo quiero...

— Debo irme.

— ¿Qué?

— Mi hermana va a venir por mí y debo esperarla afuera.

— Entonces, llévate esto, y piensa en mí el resto del día. —Tomó la barbilla de Ren y él de inmediato se alejó.
— Me gustaría que me dijeras lo que piensas de mí...

El anillo de mi dedo anularWhere stories live. Discover now