CXXXVI

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Ren había soñado que al abrir sus ojos y lograr que sus sentidos reaccionasen, sentiría el peso de algo alrededor de su cintura y al investigar de qué se trataba descubriría el brazo de su marido. Minhyun habría llegado en la madrugada, al ver al menor durmiendo simplemente se pondría el pijama y se metería a la cama junto a su esposo, lo abrazaría y se quedaría dormido; así que cuando Ren mirara a su espalda vería el rostro del mayor.

Cuando despertó tenía una leve sonrisa, pero esta se desvaneció cuando se dio cuenta de que no era así; Minhyun no estaba ahí.

— Supongo que llegará más tarde. —Se dijo antes de levantarse.

Siguió su rutina de todas las mañanas y salió del departamento justo a tiempo para que Sang Hun lo recogiera y llevara a la agencia.

Comenzó con su trabajo justo como lo había hecho esos días, habló un rato con JR, con quien se estaba volviendo muy cercano. El joven le agradaba al igual que Nana y Kahi; así que su mañana había sido completamente normal.





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El avión había aterrizado apenas unos minutos atrás y los pasajeros habían comenzado a salir, entre ellos, el joven de cabellos color miel seguido de varios empleados del aeropuerto que llevaban las maletas.

— Minhyun.

— Sang Hun hyung. —Se dirigió hacia el mayor.

— Que bueno que llegas. Ya veo que traen todo el equipaje que faltaba.

— Sí. A Rennie le dará mucha alegría.

— Seguro que sí.

— Hablando de él, ¿dónde está?

— Trabajando.

— ¿Te ha preguntado por mí?

— Un par de veces, ayer.

— Entiendo. ¿Puedes llevarme a casa? Quiero cambiarme y dejar todo esto. —Se refirió a las maletas.

— Sí, sube al auto, yo voy a hablar con él encargado del vehículo de carga.

— Gracias, hyung. —Hizo lo que el mayor le indicó.

Poco después se pusieron marcha al departamento. Minhyun no tardó mucho en tomar un baño y cambiarse, beber una taza de café y notar lo limpio y en orden que estaba el lugar. Salió con una sonrisa en los labios sabiendo que la agencia sería el lugar a donde su manager lo llevaría y claro que así fue.

Una vez frente al gran edificio no pasaron más de 2 minutos antes de que el joven corriera dentro dirigiéndose inmediatamente a buscar a su esposo en la sala donde adivinaba que estaría. A través de la ventanilla de la puerta alcanzó a divisar al rubio de espaldas acomodando cosas sobre una pequeña mesa.

— ¡Rennie! —Llamó apenas abrió la puerta. El rubio volteó de inmediato.

— ¡Minhyun! —Dejó el frasco sobre la mesa y corrió a abrazar al mayor, quien lo recibió envolviéndolo en sus brazos y alzándolo un poco del suelo.

— Rennie, te extrañé tanto.

— También yo a ti. —Fue casi un susurro, pero aún audible para el mayor.

— Me encanta escucharte decir que me extrañaste. —Volvió a poner a su esposo en el suelo y se miraron a los ojos. — Tenía tantas ganas de abrazarte, ver tus ojitos, —Sus labios comenzaron a acercarse a los del menor cuyo corazón comenzaba a latir desenfrenadamente, — tenerte a mi lado...

— "Díselo. Lo estuviste pensando toda la noche hasta quedarte dormido. Díselo".

— besarte. —Sus labios casi rozaron, pero las risas fuera de la pieza los hicieron separarse (por diplomacia).

El anillo de mi dedo anularWhere stories live. Discover now