CXLII

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Las horas comenzaron a pasar. Ren se había levantado pasadas las seis, había tendido su cama y había recogido un poco. Ya que estaba cansado por el resfriado avanzó un poco lento, por lo que le tomó al menos una hora lo que solía hacer en 30 o 40 minutos.

— "Ah, está es la primera vez que me pasa esto." —Pensó al entrar a su habitación. Buscó ropa limpia y la dejó sobre la cama antes de dirigirse al baño. — "Desde hace bastante tiempo no me habían hecho descansar tanto, ¿qué debería hacer? Minhyun es tan dulce conmigo, ¿será sólo porque estoy enfermo?" —Se decía estando bajo el chorro de agua caliente.

Cuando terminó volvió a su habitación y se vistió. Estaba secándose en cabello cuando tres golpes en la puerta principal llamaron su atención; se puso de pie, se acercó para ver de quién se trataba y al ver al joven al otro lado de la puerta no tardó en abrir.

— Aron, que sorpresa. Adelante. —El chico entró y se quitó la chamarra.

— Hola, Ren, ¿cómo te sientes?

— Estoy bien. ¿Qué tal tu día?

— Bien. ¿Ya cenaste?

— No, aún no.

— Que bien, porque traje un montón de comida.

— No tenias que molestarte...

— No es nada. Voy a prepararte la cena y mientras tú busca un suéter o un abrigo, Minhyun quiere que estés abrigado y que hayas cenado cuando él llegue. Es mejor que vuelvas a la cama y...

— Aron, ya no quiero estar en la cama. Voy a volver a quedarme dormido y ya no quiero. Me quedaré aquí. —Se dirigió al sofá.

— Ahh, está bien, pero usa un suéter y una manta.

— De acuerdo.

— Voy a prepararte algo para cenar. ¿Te gusta el estofado?

— Seguro.

— Bien. No me tardo. —Se fue a la cocina y Ren a poner un suéter y buscar una manta; después se sentó en el sofá, con un libro y el pequeño sobre que sus padres habían enviado esa semana, se cubrió con la manta y comenzó a leer los postip.

— Bueno, la cena estará lista en pronto. —Anunció al salir de la cocina. — ¿Qué es eso?

— Las notas que envían mis padres de ese muro de los buenos deseos.

— ¿Puedo?

— Seguro. —Le entregó algunas de las hojas y Aron comenzó a leerlas.

— Son agradables.

— Eso creo.
Aron, ¿crees que debería volver a pintarme el cabello? En un color más vivo. ¿Qué dices?

— Sí. Te vendría bien.
¿Sabes? No tengo problema con que me llames sólo Aron, pero de vez en cuando agrégale el hyung, me gustaría que me recuerdes que soy tu hyung.

— Ahh... de acuerdo.

 de acuerdo

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El anillo de mi dedo anularWhere stories live. Discover now