CXXIV

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El tiempo continuó pasando. Cuatro días, de hecho. La comunicación entre Minhyun y Ren se había vuelto caso serio: a veces Minhyun trataba de hablar o ser cariñoso con Ren, pero él simplemente reaccionaba de forma fría e indiferente, se la pasaba distraído en cosas en las que no involucraba a su marido y el mayor prefería pasar el tiempo con la princesa, lo que avivaba los celos del menor.

Cada vez que estaban solos en la habitación terminaban estallando en una discusión y Ren se metía al baño hasta que su marido se durmiera, en público nada de esto parecía estar pasando, pues actuaban como lo habían hecho cuando llegaron. La única manera que habían encontrado para evitar esas discusiones sin sentido era ignorándose, a solas apenas se dirigían una mirada, y a veces eso también los hacía estallar. Y esa noche fue una de esas en las que se dieron una indirecta y al subir a su habitación ambos tenían sus argumentos en mente.

— Déjennos. —Ordenó el mayor a los sirvientes junto a la puerta, ellos hicieron una venia y se retiraron.
(Japonés)
— Bien, Ren, ya es suficiente. ¿Qué demonios te pasa?

— ¿Qué te pasa a ti? —Retó a responder.

— ¿Cómo se te ocurre decir que vivimos separados seis meses después de nuestra boda enfrente de la reina y los marqueses?

— ¿Acaso es mentira?

— ¡No tenías que decirlo!

— No veo por qué no. Ellos preguntaron si nos habíamos acostumbrado ya a despertar juntos y déjame decirte que sólo dije la verdad: un mes no es suficiente para acostumbrarse a vivir con una persona a quien apenas he visto menos de un año en total.

— ¡Maldición, Ren, has estado extraño últimamente, ¡Qué diablos te pasa?

— ¿Crees que eres el único que puede actuar "extraño" de un momento a otro? No, Minhyun. En nuestra boda tú te pusiste así también...

— Pero yo tenía una razón...

— ¿Y crees que yo no? ¿Crees que eres el único que puede ir por ahí molestándose sin dar explicaciones? ¡Yo lo he hecho desde que era un niño!

— Mira, Choi Minki, te dije que no quería mostrarte hasta donde puede llegar mi orgullo, pero no estoy dispuesto a que creas que puedes pisotearlo cada vez que estás de malas.

— ¿Tu orgullo? ¿Y qué hay del mío? He hecho todo a tu manera y...

— ¡Y no te pedí que lo hicieras ¿o sí?! ¡Te dije claramente que puedes ser como eres realmente!

— ¡Y qué crees que estoy haciendo?

— ¡Comportándote como un niño que hace un berrinche!

— ¡No me grites! Que para empezar esto es tú culpa.

— ¿Mi culpa? ¿Al menos puedo saber de qué se me acusa? —Ren le dio la espalda.

— "Debo controlarme... no quiero perderlo... apenas es un mes viviendo juntos... no quiero volver a exasperarme, pero ¿y si realmente él..." —Minhyun inhaló y exhaló tratando de mantenerse tranquilo.

— Rennie, dime ¿qué tienes? No me gusta verte así, confía en mí. —Se acercó al menor para abrazarlo pero él no reaccionó como lo esperaba.

— ¡No! —Se alejó rápidamente del mayor apoyándose en el borde de la cama e inhaló y exhaló varias veces antes de decir: — ¿Cómo puedes pedirme que confíe en ti si eres tú quien no confía en mí? Ni siquiera me presentas como es debido, creí que era falta de costumbre pero no haces siquiera un esfuerzo por ello.

El anillo de mi dedo anularWhere stories live. Discover now