— Mamá, yo quiero recibirlos también.
— No, hija. Tu estado de salud está muy delicado.
— Necesito levantarme de aquí, no quiero pasar mis días encerrada en esta habitación.
— Ay, hija, mira, —Se sentó a un lado de la enferma princesa. — en cuanto termine la transfusión de sangre y hayas cumplido el reposo que indicó el doctor podrás salir a caminar un poco, ¿sí?
— ¿Lo prometes?
_ Claro, te lo prometo. —Le dio un beso en la frente. — Ahora descansa, hija.
— Sí, mamá. —La reina se levantó de la cama y se retiró de la habitación dejando a los sirvientes al cuidado de su hija. Bajó las escaleras hasta la oficina donde se encontraba su esposo y después de que las puertas se abrieran para ella, ingresó a la pieza.
— ¿Cómo está? —Fue lo primero que dijo el hombre.
— Quería bajar a recibir a Minhyun y su esposo, claramente no está en condiciones. Pero le dije que podrá salir a caminar un poco en unos días. Sería bueno para ella, está muy pálida.
— Que salga al mediodía, la luz del sol le hará bien.
— Lo sé. ¿Aún no llegan?
— No, me parece que será en unas horas más.
— Bueno. Parece que haremos la reunión mañana. —Se giró hacia una de las sirvientas. — Nina, por favor encárgate de enviar las invitaciones, la reunión será a las dos en punto de la tarde.
— Sí, majestad. —La mujer salió haciendo una reverencia. Ese era uno de los días que la corte esperaba con demasiadas ansias.
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— Gracias por su preferencia. Bienvenidos a Londres. —Dijo la azafata cuando abrió la puerta y los pasajeros comenzaron a bajar.
Ren frotó sus ojos y bostezó después de unos segundos.
(Japonés)
— ¿Dormiste bien, Rennie? —El menor miró a su marido poniendo una expresión de sorpresa e incorporándose de inmediato. — Tranquilo. —Se puso de pie. — Es hora de irnos. Nos esperan para llevarnos al palacio. ¿Estás bien despierto?— Mmj. —También se puso de pie y ambos salieron con sus mochilas al hombro.
Un hombre de al menos cuarenta años, pelo oscuro bien peinando y traje gris fue quien los recibió. Minhyun lo ubicó apenas lo vio y guió a su esposo hasta el hombre.
(Inglés)
— Buenas noches, duque Hwang, ¿la señorita viene con usted?(Japonés)
— Nunca me había pasado tan seguido. —Dijo divertido y el rubio también sonrió para después mirar al hombre.(Inglés)
— Es mi esposo. —El sujeto miró con impresión al menor y luego hizo una venia.— Me disculpo, duque Minki.
— No pasa nada.
— Por favor, pasen. —Les abrió paso frente a él. — Es por aquí. —Caminaron hasta salir del aeropuerto y llegar donde esperaba un auto muy elegante de color azul marino y un gran sello en el cofre. — Sus majestades los están esperando junto a los grandes duques. —Informó una vez que los tres estuvieron dentro del auto.
— Gracias. —El vehículo comenzó a moverse cruzando la ciudad de Londres hasta que el gran y elegante palacio comenzó a alzarse a unos metros de ellos.
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El anillo de mi dedo anular
Romance" - Te casarías conmigo? -El silencio inundó la habitación, en partes sabía que debía decir que no... que debía rechazarlo porque ese anillo... esa pregunta debía ser para su hermana, no para él. Aunque... para ser sinceros... no le sorprendió...