CLXXXIII

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El tiempo pasó; en esos días, Ren había decidido que cambiaría su look y esa misma mañana se había cortado y teñido el pelo, está vez en castaño claro esperando que su marido lo notara, pero las circunstancias eran completamente lo opuesto a relajado; estaban ya a dos semanas del 26 y las cosas estaban más aceleradas en el palacio y en todo Londres, incluso para la joven pareja que a veces no se veían hasta el anochecer.

— Nina, —Le llamó Ren mirando por la ventana mientras la mujer detrás terminaba de recoger las cosas que había utilizado para teñir el cabello del chico. — ¿por qué las calles están tan adornadas?

— Por la fiesta.

— ¿Qué fiesta?

— No todos los días la corona cambia de familia. —Habló la marquesa Blade entrando a la pieza. — Este es un evento muy importante para todo Reino Unido, se hará una fiesta en grande y muchos pobladores los seguirán en el viaje de una ciudad a otra.

— ¿Ciudad?

— Sí. El arzobispo de Canterbury oficiará el matrimonio. La ciudad está casi a una hora y media de Londres, así que será un recorrido largo. Ahora, aquí están los sastres.

— Marquesa... ¿para qué es este traje?

— Para la boda. —Habló esta vez la duquesa Hwang que entraba a la habitación seguida de los mismos sastres que habían estado atendiéndolo esos días.

— ¿No puedo usar uno de los que ya tengo? No quiero hacer gastar a otros en vano.

— No digas eso, Minki, para toda la realeza es de suma importancia esto. Por eso Minhyun usará el traje de duque.

— ¿Hay un traje de duque? Minhyun había dicho que eran trajes o uniforme militar.

— Para los hombres de la familia real, así como para las mujeres sólo vestidos o conjuntos conformados por faldas a la rodilla y un saco, medias opacas y zapatos cerrados con tacones de 5 a 7cm, pueden usar tocados, sombreros, guantes, los accesorios deben ser discretos y el maquillaje natural y de noche: vestidos largos y cabello recogido. Recuerda eso ya que en un futuro tendrás que cuidar la vestimenta pública de las damas. En cambio, los nobles contamos actualmente con un traje especial para nuestra posición, aunque no pasa de ser algún adorno o emblema de esta en la ropa.

— Primero deben casarse por la iglesia, ya que ninguno es príncipe aún, después él arzobispo de Londres será quien oficie la ceremonia para que reciban la corona.

— Así es, Lady Henderson. Ahora, Minki, párate sobre el banquillo, los sastres deben trabajar.

— Sí. —Hizo lo que Sun Hee le indicó y dejó una vez más que los sastres hicieran su trabajo.

— A propósito, ¿dónde está mi hijo?

— "Con la princesa." Fue a entrenar. Seguro que ya no tarda. "Espero."

— De acuerdo. Debo volver a casa con Dong Min un momento. ¿Podrás ocuparte de esto tú solo?

— Sí, Sun Hee, yo lo haré. —Ella asintió y se retiró ante la reverencia de las otras damas presentes y los sastres.

Pasaron unas horas más antes de que Ren se mirara al espejo con el traje puesto.

Pasaron unas horas más antes de que Ren se mirara al espejo con el traje puesto

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El anillo de mi dedo anularWhere stories live. Discover now