XVIII

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— Rennie… —El calor del estambre no tardó en acoger su cuello cuando una bufanda de colores rojo y blanco fue puesta alrededor por Minhyun—. Te traje esto. —De su mochila sacó dos bufandas más, las tres mostraban gruesas franjas de colores diferentes. El rubio las recibió mirándolas con alegría. — ¿Te gustan? —Minki se quedó en silencio y miró a los ojos del mayor. Estuvo por responder cuando alcanzó a ver a sus tres compañeros saliendo del plantel a espaldas de Minhyun.

— Sí. Sí, está bien. Perfecto. —Dijo cambiando de semblante, extrañando a su prometido por ello. Volteó al escuchar las pisadas y vio a los tres chicos salir y alejarse.

— ¿Qué pasa? ¿No te gustan?

— No, no. No es eso.

— ¿Entonces? Oye, no he estado aquí en un buen tiempo pero… creo… creo que esa no es tu actitud de diario, ¿verdad? —Ren jugó con sus dedos mientras negaba. — Entonces, ¿por qué esa actitud? ¿Ellos te hicieron algo?

 — Entonces, ¿por qué esa actitud? ¿Ellos te hicieron algo?

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— No. No. Ninguno de mis compañeros nunca me hace nada… bueno, me molestan sus ruidos durante las clases… pero es todo. Es que… soy un poquito sensible y pues… siempre puedo percibir muchos sonidos y escuchar sus conversaciones y risas todo el día, me molesta un poco, pero… de ahí en fuera, no es nada.

— ¿Entonces? Vamos, dime —Le tomó una mano con cariño— ¿qué es? ¿Es porque salieron esos chicos?

— No. Bueno… bueno sí, pero no es exactamente por ellos, porqué uno de ellos entró apenas este semestre y… todavía, a veces, se confunde un poco y los otros dos, sí son de los más ruidosos, pero igual no me hacen nada nunca. Ni siquiera hablamos.

— ¿Entonces?

— Es que… bueno… son mis compañeros y van conmigo en el salón.

— ¿Y eso qué? Quiero decir… si no te molestan y no hablan entonces… ¿cuál es el problema?

— Es… es que… a pesar de todo, ni mi familia ni yo hemos anunciado nuestro compromiso… y gracias a que no has dicho… co-con quién vas a casarte pues… —Bajó la mirada un momento— nadie sabe que voy a casarme y… mucho menos… que será contigo; entonc...

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— Es… es que… a pesar de todo, ni mi familia ni yo hemos anunciado nuestro compromiso… y gracias a que no has dicho… co-con quién vas a casarte pues… —Bajó la mirada un momento— nadie sabe que voy a casarme y… mucho menos… que será contigo; entonces… hice eso para que pareciera que eres el nuevo estudiante y estábamos hablando del trabajo que nos dejó la profesora.

El anillo de mi dedo anularOù les histoires vivent. Découvrez maintenant