CXLIX

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La mañana llegó acompañada de una fina y pertinaz lluvia, cuyas gotas chocaban y resbalaban por los cristales de las ventanas formando delgadas cortinas, siluetas que se dejaban ver al otro lado de la cortina. La luz era débil debido a las nubes que cubrían el sol y ya que las cortinas de la habitación eran de un tono grisáceo traslúcido no parecía que hubiese amanecido ya.

Minhyun había despertado unos minutos en la madrugada, y miraba al techo recordando perfectamente lo sucedido la noche anterior, y no le desagradaba, pero lo hacía sentir algo, principalmente por la manera en que lo había mirado Ren justo antes de que acostaran a dormir.

| Minhyun y Ren se mantuvieron en la misma posición durante varios minutos, los besos que compartían no eran los indicados para apagar el fuego que se esparcía por ambos, el rubio sobre las piernas de su marido y las manos del castaño recorriendo la espalda de su esposo no ayudaba tampoco. Algo muy dentro de Minhyun le repetía que se detuviera, pero el calor que sentía en todo su cuerpo hacía que perdiera la razón e ignorara esa voz. Ren jugaba con los mechones castaños del mayor enredando sus dedos suavemente en estos, él tampoco se rehusaba a las caricias que recibía desde su cintura hasta su cuello, de hecho, lo hacían sentir algo que hacía que su piel se sintiera quemar, esa sensación que había sentido más de una vez únicamente con su marido.

Finalmente y tras varios minutos de seguir besándose así, Minhyun sujetó las piernas de su esposo, se levantó apenas un poco para poder sentar al menor sobre la cama y sin dejar de besarlo lo recostó.

Finalmente y tras varios minutos de seguir besándose así, Minhyun sujetó las piernas de su esposo, se levantó apenas un poco para poder sentar al menor sobre la cama y sin dejar de besarlo lo recostó

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Ni las gotas de lluvia golpeando la casa, ni las altas luces de lo rayos, ni siquiera el fuerte sonido de los truenos lograba esta vez que los esposos dejaran de besarse...
Parecía que sería esa noche... pero sólo parecía.

Un pensamiento bastante imponente atacó la mente de Minhyun haciendo que se separara prontamente de los labios de su esposo. ¿Y qué pensamiento fue? La idea de vivir sólo un momento y que probablemente Ren lo odiara después por ello; por no ser un momento especial como debiera.

— "Cálmate, Minhyun, cálmate." —Se repitió frotándose la sien. Ren se alzó apenas un poco y sintiendo una tristeza inusual invadirlo.

— ¿Es hora de dormir? —Minhyun apenas le dio una fugaz mirada. — Tal vez estás muy cansado... además... podrías resfriarte... así que... deberíamos descansar, ¿verdad?


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El anillo de mi dedo anularDonde viven las historias. Descúbrelo ahora